jueves, 22 de diciembre de 2011

AL DESPERTAR -parte.1 / 2-

 
Me desperté aturdido de la noche, el sueño de los atormentados solía decir mi abuela. Tengo la costumbre de dormir en total oscuridad, y descansar hasta que el despertador hace su aparición estelar de cada mañana, pero esta vez, fue diferente, la persiana no estaba tapiada como de costumbre, y el despertador sonó unos segundos después que abriera los ojos. Me dolía todo el cuerpo, y el cuerpo sudaba, abre tenido alguna pesadilla de la que no tengo recuerdo, pensé. La rutina del día comenzaba una vez más, con sus calculados pasos, en el pequeño espacio de tiempo que tengo para ocuparme de mi aseo, y el desayuno, antes de salir disparado hacia el trabajo. Me incorporé en la cama, y sentí como todos los músculos de mi cuerpo gemían. Las sabanas estaban hechas girones sobre el colchón, me eche las mano a la cabeza, y comenzó a asomar el resquicio de un sueño, un leve recuerdo, nunca pensé que dormir, pudiera hacerme tanto daño físico.
Saqué el cuerpo de la cama, y me puse las zapatillas, seguidamente subí la persiana, y me dirigí a la puerta, mi cuerpo era pesado, tenia la sensación de estar enfermo, como si cargara un gran peso sobre mis espaldas, un peso simulado que tenía cada uno de los músculos de mi cuerpo. Una ducha caliente relajará la tensión, y seguro que este malestar desaparecerá.

Cruce, el diminuto pasillo que separaba mi cuarto del cuarto de baño. En las paredes colgaban fotos familiares, y de lugares que me gusta recordar. Y todas ellas desfilaban por el rabillo de mis ojos. Entré en el cuarto de baño, y me desnudé dolorosamente, encendí el agua caliente, y me metí en la ducha. Dejé que el agua recorriera cálida por mi cuerpo, desentumeciendo todos los músculos tensos. Y entonces ocurrió algo curioso, unos flases con imágenes acompañaban al agua por mi cabeza. Imágenes de algo que no tomaba forma, pude concentrarme lo suficiente, como para poder ponerle sonido, eran imágenes de mí, de niño, imágenes que corrían rápidas, como fotogramas de toda una vida. Y las voces eran conocidas, era mi madre, mi padre, mis amigos del patio. Transcurrían rápidas, pasando de un año a otro, correlativamente. Y las voces también cambiaban con ellas. El colegio, mi primer golpe, el instituto, mi primer trabajo, mis primeros viajes, y así sucesivamente, cuando, sin venir con previo aviso, un dolor se apodera de mi cabeza, y una voz femenina, toma forma entre tanta jaqueca, una voz que no recuerdo. Abro los ojos, me apoyo en las baldosas, apago el agua, y salgo de la ducha. El dolor parece que desaparece, pero esa voz, perdura en mi cabeza, ¿será algo premonitorio?, me pregunto. Me miro en el espejo, y el vaho creado por el agua, me desfigura, como si me viera atreves de una densa niebla. Que me ocurre…

Abro la puerta del cuarto de baño, y cuando salgo, me percato, que hay un hueco en las fotos del pasillo, tan solo un clavo, rodeado de otras fotos. Me detengo y observo la pared, haciendo memoria, ¿yo cogí esa foto?, pero de cual se trata. Hago un barrido para intentar recordar de que foto se trata, pero no logro ubicar nada en ese lugar. Un escalofrío se apodera de mi cuerpo, no recuerdo tocar nada de esa pared, y si yo no he sido, quien ha podido hacerlo, me quedo quieto, con todos los músculos en tensión, agudizando los sentidos, intentando descifrar cualquier movimiento inusual, o ruido extraño. No se escucha nada, excepto el ruido de un reloj, será del vecino, me apresuro a mi cuarto, observando el pasillo que se queda detrás de mí. Entro y cierro la puerta. Me visto rápidamente, y me dirijo a la puerta, me detengo agarrando el pomo, y haciéndolo girar lentamente. Abro despacio, y vuelvo a quedarme quieto. El hueco sigue estando intacto, aprieto los dientes y ando lentamente saliendo de la habitación. No comprendo nada, me dirijo a la cocina, me asomo primero, y todo parece normal. Me relajo y entro dentro. Voy directo a la cafetera, y mientras la preparo, intento que mi cuerpo este siempre de cara a la puerta, no sea que alguien quiera sorprenderme, hecho un vistazo rápido, pero conciso sobre toda la cocina, todo parece estar en su sitio, no falta ningún cuchillo, ni nada que pueda utilizarse como arma. Pero me percato, que en el calendario, hay algo escrito. Me acerco, y una gran equis, está tachando el día de hoy, mi mente se nubla, las piernas comienzan a deshabilitarse, un temblor incontrolado me empuja, alejándome de la puerta. No comprendo nada, yo no recuerdo hacer ese tachón en el calendario, agarro lo primero que está a mi alcance, un cuchillo de untar mantequilla, no es una gran arma, pero hace que me tranquilice. Primero la foto, y ahora el tachón, y justo en este día. Mi mente comienza a cavilar, seguro que me han drogado, por eso pasé tan mala noche, por eso este mal estar al despertarme, pero para qué, que quieren de mí…


Me mantuve tan inmóvil como los músculos aguantaran, y mi vista se clavó sobre el calendario, ¿Quién habrá querido marcarlo y porque?, esa pregunta era ya un vagabundo en mi mente. El tic tac resonaba en mi mente. Debe ser el vecino, pero ojala desapareciera, me estaba creando mas tensión si cabe. Decidí moverme muy lentamente, dirección la puerta, la única habitación que me queda por revisar es el salón, y si alguien quisiera hacerme algo, no pensaba esperar a sentirme una presa en mi propia casa. Agarré con fuerza el cuchillo, con tanta que comenzó a dolerme. Los pasos se hacían mas calculados a medida que me acercaba a la puerta, esa puerta, era el principio del fin. Tengo que hacerlo, me repetía. Me detuve frente la puerta y hice un ultimo acopio de valor, cogí aire, y salí de la cocina, Un escalofrío recorrió mi cuerpo, y el tic tac continuaba invadiendo la casa. Eche un vistazo rápido al pasillo, y me centré en la entrada al salón. Como hacerlo, entro corriendo, despacio. Analicé en mi mente la disposición, y si alguien estuviera esperando por donde atacaría. O si preferia jugar conmigo al escondite, donde me escondería yo. Demasiadas cosas que pensar, hay que actuar, y así, junto a un gran acopio de fuerza de voluntad, entre en el salón, mis ojos se nublaron, me sentía abrumado mi cuerpo no solo temblaba, me llegaba a quemar. Blandiendo el cuchillo, me dirigí inconsciente de un lado a otro, intentando divisar alguna cara, o un cuerpo donde hundir el arma. Pero nada, allí parecía no haber nadie mas que yo, me coloque en mitad del salón y giré sobre mi mismo, para poder cercenarme que no corría ningún peligro. Un alivio se apoderó de mi, un alivio casi somnífero, mi cuerpo no me pertenecía, no se lo que sienten los astronautas, cuando salen despedidos sentados en sus asientos, fuera de la orbita, pero tendría que ser algo parecido. Me senté en sofá, y frente a mi, sobre la mesa, reposaba una caja de zapatos, y sobre ella, un sobre.
Que demonios es esto, después del acopio que hice para atravesar el umbral de la puerta, esto era pan comido, ya estaba arto, quien quiere hacerme esto, tengo que salir de dudas, y espero que no sea una adivinanza ni nada por el estilo, espero que sea el final de esto.
Agarré el sobre y lo abrí con brevedad, parecía una carta. Lo mas curioso, es que la letra de la carta era familiar, tan familiar, que era mía. Era una carta mía, dirijida a mi mismo. Se nublaron todos los sentidos, yo no recuerdo haber escrito nada, y menos colocar esta caja aquí. Que clase de broma es esta. Comencé a leer, y en ella, me explicaba algo que no lograba comprender, hasta que la leí por lo menos tres veces mas. En ella, me explicaba, que todo aquello, lo hice yo, que no recordaría nada de ello, la foto del pasillo, esta guardada en la caja, junto a tantas otras. La marca del calendario, también fue cosa mi. Por lo visto sufro un tipo de bloqueo mental. Hace justo este día, pero cuatro años atrás, la persona, que debería estar sentada junto a ti, o descansando en el otro lado de la cama, sufrió un terrible accidente que le costó la vida, y tal fue el dolor, que tu mismo creaste un bloqueo, hay veces que dura días, y otras incluso semanas. Pero que mas tarde descubrí, que se podría acelerar el proceso de esta forma. Me explicaba a mi mismo. La razón de todo esto, es que no quiero que pase ni un día que olvides quien era. Abre la caja, me decía. Y allí reposaba la foto enmarcada, y debajo de ella, una esquela, y muchas fotos, cartas, algún libro, un cepillo, y tantas otras cosas. Todo eso que ves, fue parte de tu historia, y no debes olvidar ni un solo día.
Me explicaba a mi mismo, que esto tengo que hacerlo justamente dentro de un año, tenia que comprar un calendario lo antes posible, y hacer una gran equis en este día. Te despertaras aturdido, y todo resultará confuso, pero hazme caso, serás un día mas feliz, si haces todo esto, o lo que dure esta vez el bloqueo. Comencé a sacar cosas de la caja, y efectivamente, esta mañana al despertarme, no conocía a esta chica, excepto por las imágenes que me invadieron. Y si, algo dentro de mí comenzó a llorar, podía sentirla una vez mas.

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